Parroquias implementarán la Política diocesana para la preparación matrimonial

Implicará una amplia colaboración entre el clero y los laicos

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El clero y los laicos colaborarán para ayudar a las parejas comprometidas en toda la Diócesis de Jefferson City a prepararse para el matrimonio sacramental bajo una nueva política diocesana.

Esta política, que será obligatoria en todas las parroquias a partir del 1 de julio, está diseñada para dar uniformidad a la preparación matrimonial y ayudar a las parejas a tener matrimonios felices y santos para así lograr familias católicas fuertes.

“Es realmente lo mejor de ambos mundos”, dijo el Padre Francis Doyle, moderador diocesano del ministerio matrimonial.

Los sacerdotes y/o diáconos de cada parroquia colaborarán con Facilitadores de Preparación Matrimonial laicos capacitados.

En general serán parejas de matrimonios sólidos que tienen lo necesario para ayudar a las parejas comprometidas a alcanzar el mismo objetivo.

A través de esta colaboración, las parejas comprometidas obtendrán el Sacramento del Matrimonio con la mejor preparación posible.

Colaboradores laicos

El Obispo W. Shawn McKnight ha pedido a los párrocos de la diócesis que identifiquen facilitadores de preparación matrimonial para cada parroquia.

En su mayoría serán parejas católicas que están casadas por la Iglesia, con matrimonios saludables y que practican su fe.

Los católicos solteros o viudos que tengan experiencia y dones para trabajar con parejas o que tengan cualificaciones especiales, como experiencia en consejería, también pueden servir en este rol con el consentimiento del párroco.

Todo el clero de la diócesis y los laicos que colaborarán con ellos como Facilitadores de Preparación Matrimonial deben participar en una sesión de capacitación diocesana esta primavera.

La capacitación para laicos durará aproximadamente seis horas y se ofrecerá en inglés y español.

La capacitación se ofrecerá en persona y en línea a través de Zoom para aquellos que no les sea posible asistir en persona.

Proporcionará la información y los recursos necesarios para implementar, de manera adecuada y efectiva, la preparación para parejas comprometidas, como se describe en la Política diocesana para la preparación matrimonial.

El Diácono Enrique Castro, director diocesano de ministerios matrimoniales e interculturales, y el Diácono Burdett Wilson, coordinador diocesano de la participación parroquial para la preparación matrimonial, están trabajando y organizando las sesiones de capacitación.

Preguntas correctas

El P. Doyle señaló que, hasta ahora, realmente no ha habido un protocolo estandarizado de la preparación matrimonial en la diócesis.

El Obispo McKnight creó una Oficina diocesana de Ministerio Matrimonial hace dos años para apoyar los programas existentes de preparación y enriquecimiento matrimonial.

Nombró al Padre Anthony Viviano como moderador, al Diácono Castro como director y, recientemente, a varios diáconos y sus esposas para coordinar diversos aspectos del ministerio matrimonial.

El verano pasado, el P. Doyle sucedió al P. Viviano.

Se envió una encuesta a los sacerdotes, diáconos, directores de educación religiosa parroquial y representantes de Engaged Encounter [Encuentro Católico Para Novios Comprometidos], Marriage Encounter [Encuentro Matrimonial Mundial], personas que ayudan con la preparación matrimonial y varios modelos de Planificación Familiar Natural (PFN) en la diócesis.

El objetivo era averiguar lo que ya estaba sucediendo para la preparación matrimonial y lo que debería considerarse e incluirse en una política diocesana.

Las encuestas revelaron que las parroquias están pidiendo a las parejas que se están preparando para el matrimonio hacer algún tipo de evaluación previa al matrimonio, hablar sobre sus respuestas con un sacerdote o diácono, asistir a una instrucción/experiencia comunitaria y aprender sobre la PFN.

“El problema era que algunas parroquias estaban haciendo una o dos de estas cosas, pero no todas”, dijo el P. Doyle. “Realmente no había una norma para las parroquias”.

Eso es un problema, porque la Iglesia quiere que todas las parejas que buscan el matrimonio tengan la mejor y más completa preparación posible.

Varias personas que respondieron la encuesta afirmaron que las personas que se preparan para el sacerdocio, el diaconado o la vida religiosa, o incluso para algunos de los otros sacramentos, generalmente reciben una preparación extensa.

Pero algunas parejas que se preparaban para una unión de por vida en el Sacramento del Matrimonio recibían poca o nada de preparación.

“En la misma página”

El Obispo McKnight, el P. Doyle, el Diácono Castro y varios otros asesores se propusieron formular una política estándar para las personas que buscan el matrimonio en todas las parroquias de la diócesis.

“De esa manera, sabemos que estamos todos en la misma página y que nos apoyamos mutuamente en este esfuerzo”, dijo el P. Doyle.

El Obispo McKnight insistió en que los laicos, especialmente las parejas casadas, deberían considerar participar en el proceso como facilitadores.

“¿Quién sabe más sobre el matrimonio que las personas casadas?” comentó el P. Doyle.

Los diáconos y sacerdotes pueden ayudar a abordar los aspectos espirituales y teológicos del matrimonio, que son muy importantes, mientras que las parejas casadas o las personas solteras con experiencia o credenciales especiales, como un título en consejería, pueden ayudar con los aspectos prácticos del matrimonio.

“No debería ser una u otra”, declaró el P. Doyle. “Es importante la perspectiva de la enseñanza verdadera de la Iglesia sobre el matrimonio y la historia del matrimonio, pero también la de las personas que experimentan la vida matrimonial en carne propia: las parejas casadas”.

Esto encaja muy bien en la filosofía de una parroquia que se administra como comunidad.

“Tiene sentido que el sacerdote tenga la ayuda y cooperación en la preparación sacramental”, dijo, “porque hay personas que pueden aportar cosas a la preparación matrimonial que nosotros no podemos, como la experiencia de estar casados”.

“Vale la pena el esfuerzo”

El P. Doyle está convencido de que la política diocesana exige una preparación razonable y constructiva que no suponga una carga excesiva para las parejas.

Señaló que estas no son simplemente reglas o cosas innecesarias que tengan que hacer.

“Se trata realmente de ayudar a las personas a sentar las bases para un matrimonio feliz y santo”, dijo. “Tiene un verdadero beneficio. Vale la pena el esfuerzo”.

Dijo que el hecho mismo de hacer tiempo para prepararse para el matrimonio le muestra al futuro esposo y esposa que están comprometidos a construir y mantener un matrimonio fuerte.

“No debe verse como una carga, sino como una jornada alegre para preservar en algo tan hermoso como un matrimonio”, dijo.

Dijo que el objetivo principal es fortalecer a las familias y la vida familiar en toda la diócesis.

“Una familia es la Iglesia doméstica”, señaló. “Es más, también es una sociedad doméstica, porque no solo estamos tratando de criar y formar buenos católicos, estamos tratando de criar buenos miembros de la sociedad”.

Los padres con matrimonios sólidos y una comprensión clara de sus roles como cónyuges y padres de familia ayudarán a crear una Iglesia y una sociedad más fuertes, dijo.

Compañeros en el camino

Los Facilitadores de Preparación Matrimonial acompañarán a la pareja comprometida durante todo el proceso de preparación para entrar al Sacramento del Matrimonio.

Esto comenzará con una nueva evaluación interactiva en línea que las parejas realizan juntas, lo que llevará al diálogo sobre sus creencias y expectativas en cuanto a varios aspectos del matrimonio.

Los facilitadores que son parejas casadas también compartirán sus propias experiencias en su vocación matrimonial. Por lo tanto, es muy recomendable que las parejas elegidas para servir como Facilitadores de Preparación Matrimonial hayan estado casadas durante al menos cinco años.

Todos los facilitadores también deben:

  • ser católicos activos y fieles a la doctrina católica;
  • tener buenas habilidades de comunicación con su cónyuge (si está casado) y estar abiertos a compartir sus experiencias matrimoniales;
  • tener habilidades efectivas interpersonales y sociales;
  • poder inspirar confianza y mantener la confidencialidad;
  • tener conocimiento, experiencia y/o dones que empoderarán, ayudarán o inspirarán a las parejas comprometidas;
  • estar abiertos a trabajar y colaborar con el sacerdote y/o diácono de su parroquia;
  • estar abiertos al compromiso de tiempo necesario de formación y trabajo con parejas; y
  • sentirse llamados a servir a través de este ministerio.

El párroco tiene la última palabra sobre quién desempeñe este papel en una parroquia.

Diálogo y acompañamiento

Los Facilitadores de Preparación Matrimonial también ayudarán a la pareja comprometida a evaluar qué opción para la fase de instrucción/experiencia comunitaria de la preparación sería la mejor para ellos. Las opciones incluyen un programa por la parroquia o recomendado por la diócesis, un fin de semana de Encuentro Católico Para Novios Comprometidos o una conferencia diocesana Pre-Caná, un programa recomendado de preparación matrimonial en línea o un cualquier otro retiro, según corresponda.

Las parejas que buscan el matrimonio en la Iglesia también deben aprender acerca de la Planificación Familiar Natural y asistir a una sesión introductoria con un proveedor de PFN que está autorizado por la diócesis.

Luego, el facilitador se reunirá con el sacerdote o diácono que comenzó la preparación matrimonial de la pareja para informar sobre el progreso de la pareja en la preparación para el matrimonio.

Por último, el sacerdote o diácono trabajará con la pareja para finalizar su preparación y ayudarlos a planificar la liturgia de la boda.

Dar y recibir

El número de Facilitadores de Preparación Matrimonial para cada parroquia dependerá de la necesidad, considerando el número de matrimonios sacramentales que se celebren allí cada año.

El P. Doyle también cree que estos facilitadores fortalecerán sus propios matrimonios y su propia relación con Dios al ayudar a otros.

“Realmente se trata de atraer todos los talentos y dones de todos los miembros en la parroquia y de la Iglesia”, comentó.

“Así es como Dios nos hizo”, dijo el sacerdote. “Él nos dio diferentes dones y tenemos la oportunidad de aprovechar todos esos dones de unos y de otros”.

La nueva política diocesana y la información relacionada se pueden encontrar en línea en:

diojeffcity.org/marriage-preparation/

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