En ceremonia de clausura, líderes Latinoamericanos piden iglesia inclusiva

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Cerca de 1,000 líderes de la iglesia, laicos y religiosos, de América Latina y el Caribe pidieron una iglesia más inclusiva y sinodal, una que preste atención a las realidades del pueblo y que abra más puestos para mujeres y grupos excluidos, una que combate el clericalismo y sigue llevando el Evangelio a las periferias de la sociedad.

Aunque los obispos de la región se habían reunido en reuniones históricas en cinco ocasiones anteriores, la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, del 21 al 28 de noviembre, fue la primera reunión de este tipo que incluyó a laicos. La asamblea reunió a aproximadamente 100 participantes en Ciudad de México que atendieron presencialmente, aunque también incluyó la participación de otras 900 personas que sintonizaron virtualmente debido a la pandemia del coronavirus.

“Fue un espacio de participación, mucha diversidad y mucha escucha ... lo cual es una novedad”, dijo padre Venanzio Mwangi Munyiri, coordinador del ministerio afrocolombiano de la Arquidiócesis de Cali, Colombia. “Escuchar el grito de cada persona, de las experiencias, enriquece la visión de la iglesia en el continente y, naturalmente, también desafía la forma en que evangelizamos”.

Los participantes en la asamblea eclesial dijeron que no se publicaría ningún documento final firmado por los obispos, un reflejo de la naturaleza de la asamblea.

El cardenal Marc Ouellet, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, dijo a los participantes: “El papa Francisco no está interesado en un nuevo modelo de iglesia...no espera de esta asamblea eclesial un nuevo programa pastoral, pero sí un nuevo y fuerte impulso a la misión continental que sabemos inacabada”.

El cardenal Ouellet, quien también encabeza la Congregación para los Obispos, dijo en su homilía en la misa de clausura en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe que los participantes de la asamblea deben “tomar conciencia de su identidad misionera”.

Esta identidad fue detallada en el documento final de la asamblea, “Todos somos misioneros en salida”, refiriéndose a todos los participantes, no solo a los obispos. Describe una “iglesia que avanza” en las parroquias de las periferias, una visión esbozada por el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio (ahora papa Francisco) en el documento que editó en la quinta conferencia general de obispos latinoamericanos en Aparecida, Brasil en 2007.

El documento final de esta asamblea, publicado el 27 de noviembre, acogió la llamada y dijo: “Reafirmamos en esta asamblea eclesial que el camino para vivir la conversión pastoral discernida en Aparecida es el de la sinodalidad”.

Esa sinodalidad, o escuchar, debe ocurrir dentro de la iglesia misma, dijeron los participantes, junto con la necesidad de abordar el papel de las mujeres y el impacto del clericalismo.

“Se habló de la necesidad de una transformación en la forma de vivir nuestras relaciones dentro de la iglesia, pasando de relaciones clericales a relaciones más sinodales”, dijo la hermana Liliana Franco de las Hermanas de la Compañía de María y presidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosas.

“Tenemos también el desafío de ser una iglesia que presta más atención a la realidad, más a los pobres, y tenemos el desafío de seguir creando espacios de participación y nuevos ministerios para las mujeres”.

El tema recurrente del clericalismo también surgió como un tema a ser abordado por los católicos en América Latina.

“Clericalismo es en su raíz un abuso del poder y no solo está alimentado por sacerdotes y obispos sino también alimentado por laicos, laicas, religiosos y nosotras las religiosas”, dijo la hermana Birgit Weiler, miembro de las Hermanas de la Misión Médica que trabaja en la Amazonía peruana. Tiene “raíces culturales”, dijo la hermana Weiler, y agregó que a menudo es “apoyado mutuamente” por el machismo en América Latina, pero superado por personas que se tratan como “hermanos y hermanas en condiciones de dignidad, apreciando nuestros dones y carismas”.

El documento final señaló: “ El clamor de los que sufren a causa del clericalismo y el autoritarismo en las relaciones, que lleva a la exclusión de los laicos, de manera especial a las mujeres en las instancias de discernimiento y toma de decisiones sobre la misión de la Iglesia, constituyendo un gran obstáculo para la sinodalidad”.

“Esto no va a marcar un plan pastoral. Es simplemente la expresión del pueblo”, dijo Emilce Cuda, teóloga argentina y jefa de oficina de la Pontificia Comisión para América Latina. “No hay un nuevo plan pastoral. El plan pastoral actual sigue siendo Aparecida”.

En el documento final, los participantes dicen: “Esta Asamblea es un kairós, un tiempo propicio para la escucha y el discernimiento que nos conecta de forma renovada con las orientaciones pastorales de Aparecida y el magisterio del Papa Francisco, y nos impulsa a abrir nuevos caminos misioneros hacia las periferias geográficas y existenciales y lugares propios de una Iglesia en salida”.

El documento continúa: “Duele el clamor de los que sufren a causa del clericalismo y el autoritarismo en las relaciones, que lleva a la exclusión de los laicos, de manera especial a las mujeres en las instancias de discernimiento y toma de decisiones sobre la misión de la Iglesia, constituyendo un gran obstáculo para la sinodalidad”.

También dice que: “La iglesia es sinodal en sí misma, la sinodalidad pertenece a su esencia; por tanto, no es una moda pasajera o un lema vacío. Con la sinodalidad estamos aprendiendo a caminar juntos como Iglesia Pueblo de Dios involucrando a todos sin exclusión, en la tarea de comunicar a todos la alegría del Evangelio, como discípulos misioneros en salida”.

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