El año nuevo, con la temporada de generosidad aún fresca en nuestra memoria, es un momento oportuno para reflexionar sobre los dones que Dios nos ha dado generosamente y continúa dándonos.
Sin embargo, escucho y leo acerca de cuántas personas están deprimidas hoy. Algunos hablan de sentir el “peso del mundo” y actúan en consecuencia. Tienen la sensación de estar atados por posesiones y expectativas mundanas.
¿Cómo puede ser esto, cuando tenemos tanto?
Tal vez podamos responder esa pregunta al considerar la fuente de todo lo que tenemos y la fuente de lo que somos.
Dios nos da la vida. Él nos proporciona una comunidad que nos apoya en nuestra fe y en la crianza de nuestras familias. Él nos da a cada uno de nosotros talentos, aptitudes y carismas únicos para marcar la diferencia en este mundo mediante nuestra participación en la vida y misión de la Iglesia.
Cuando reconocemos que todo viene de Dios, que todo reside en Él, el peso desaparece. En lugar de ser poseídos por nuestros dones, obtenemos la paz y la libertad de utilizarlos al servicio de los demás, y de acuerdo con la intención del Donante, Dios.
San Pedro nos dice en su primera carta: “Pongan al servicio de los demás los dones que han recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Ped 4,10).
Este es el concepto clave de la espiritualidad de la buena administración, que tiene sus raíces en la Eucaristía y es fundamental para nuestras vidas como católicos: “En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar”.
Todo nos fluye generosamente de Dios, y a través del misterio sacramental nos entregamos completamente de nuevo a Dios.
Este esfuerzo sigue siendo fundamental para nuestro plan pastoral diocesano, El Camino de un Buen Administrador: Nuestro Llamado a una Mayor Comunión. Al haber completado nuestro segundo año de trabajo hacia las metas de nuestro plan, estamos publicando una evaluación de nuestro progreso; pueden leer el informe completo en diojeffcity.org/pastoral-plan.
Quiero destacar especialmente nuestro trabajo en la buena administración y hacia dónde nos dirigimos este próximo año.
Durante los últimos dos años, nuestra Oficina Diocesana de Buena Administración trabajó para renovar y fortalecer el enfoque de la buena administración y participación en muchas parroquias de nuestra diócesis.
Hasta la fecha, aproximadamente 3,000 católicos de nuestra diócesis han asistido a presentaciones sobre la buena administración en 75 de nuestras parroquias. El Padre Stephen Jones, quien dirige este esfuerzo, ha predicado en liturgias de fines de semana sobre la buena administración a través de docenas de parroquias y misiones.
Muchas de nuestras parroquias han formado consejos de buena administración para garantizar que la espiritualidad de la buena administración se arraigue en sus comunidades parroquiales.
Este año, al entrar en el tercer año de nuestro plan pastoral, todas nuestras parroquias entrarán en comunión con un enfoque diocesano integrado de la buena administración.
La verdad central de este esfuerzo es que vivimos nuestras vidas, siempre admirados por nuestros dones recibidos de Dios. Cuando vivimos de esta manera, reconocemos su llamado a compartirlos para el mejoramiento de todos.
Como escribió San Agustín: “Averigua cuánto te ha dado Dios y de eso toma lo que necesitas, el resto lo necesitan los demás”.
Esto significa que ponemos en uso nuestros talentos y habilidades que Dios nos ha dado para el mejoramiento de nuestras comunidades y parroquias, todo junto con nuestro crecimiento personal en la fe a través de la oración y la participación en la Misa.
La buena administración católica también nos ilumina en cómo compartimos nuestros recursos económicos como dones de Dios. Nuestra renovación de la buena administración reorienta nuestra ofrenda hacia la práctica bíblica del diezmo: devolver la décima parte a Dios.
En el transcurso de nuestra planificación pastoral, hemos trabajado para que la administración económica sea más transparente y clara en nuestra diócesis. Nuestro modelo renovado de buena administración significa muchas menos colectas especiales. Elimina gradualmente el llamado anual de buena administración organizada por la diócesis. También modera múltiples esfuerzos de recaudación de fondos en nuestras parroquias.
Con este modelo simplificado, los católicos pueden dar intencionalmente a su parroquia. Como buenos administradores, podemos aceptar que no se trata tanto de dar a una causa digna, sino más bien de dar por nuestra necesidad de retribuir a Dios.
La buena administración es fundamental para la vida católica. Es una espiritualidad eucarística de gratitud y un reconocimiento de la presencia de Dios en nosotros.
Una cultura más sólida de la buena administración — compartir dones, talentos y buscar una mayor participación — también es esencial para nuestro trabajo de construir parroquias católicas prósperas en nuestra diócesis a medida que nos embarcamos en nuestro proceso Dar forma a nuestro futuro juntos en este año.
Oremos todos, vivamos admirados por lo que se nos ha dado, mostremos gratitud a Dios y busquemos la orientación del Espíritu Santo mientras hacemos buen uso de los muchos dones de Dios para nosotros en 2023.
Other items that may interest you
2207 W. Main St.
Jefferson City MO 65109-0914
(573) 635-9127
editor@diojeffcity.org