Consulta de música sacra: Más aue música

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La música nos inspira y eleva. Nos conecta con nuestros seres queridos y recuerdos especiales. Cuando escucho un himno que le gustaba mi madre o mi padre, mi corazón se llena de calidez. Es como si nos reuniéramos, a pesar de que ellos hayan partido hace mucho tiempo. En ese sentido, la música es integral a la memoria. Pero, ¿qué sucede cuando un himno querido, que ya está tejido en la trama de nuestras vidas, resulta haber sido compuesto por un abusador?

Como sobreviviente de abuso sexual infantil por parte del clero, no sé cómo debería cada persona lidiar con ese dilema, pero me gustaría invitarlos a considerar algunas preocupaciones que tienen las víctimas y algunos desafíos que esto implica.

Para empezar, tengan en cuenta que las víctimas de abuso dentro de la Iglesia no son necesariamente personas extrañas. Muchas continúan siendo católicos. Otros, como yo, se alejaron, pero encontraron el camino a casa. Muchos otros aún anhelan volver a la fe de su infancia, pero luchan por sentirse seguros dentro de la Iglesia. No es fácil asistir a la Misa dominical, a una boda o funeral, o a un servicio especial en un día santo, en un mismo entorno o ambiente asociado con el daño que marcó el final de la infancia y cambió el curso de la vida. Necesitamos sentirnos seguros, y eso no es fácil. Se necesita valentía.

Para sentirnos seguros, se necesita gente que escuche, así ofrecen un punto de apoyo para volver a participar. Son un refugio contra nuestro miedo de que todo pueda volver a suceder. Los obispos, clérigos, ministros y todos los católicos pueden practicar la escucha y fomentar la sanación para aquellos que fueron heridos y que sufrieron en silencio.

Cualquiera que escucha víctimas de abuso descubre rápidamente que las experiencias de abuso varían enormemente, por lo que las heridas la manera de recuperarse son también diferentes. Las víctimas son muy distintas entre ellas. Sin embargo, nos une un mismo objetivo: se deben hacer todos los esfuerzos posibles para proteger a los niños y adolescentes de sufrir abuso. Es probable que usted también esté de acuerdo con nuestro objetivo. Lo que puede hacer difícil el escuchar a las víctimas es que somos muy sensibles a las señales de alarma. Tendemos a levantar la bandera roja antes de que otros vean algún riesgo en absoluto.

¿Qué riesgo podría existir cuando las familias cantan durante la Misa? Las fuerzas del orden y los expertos en protección infantil coinciden en que los niños están más seguros en entornos donde los adultos expresan de forma clara y consistente una tolerancia cero ante el abuso. Aprobar himnos compuestos por abusadores para el culto divino puede interpretarse como una grieta en la fortaleza de seguridad que rodea a los menores. Los fieles pueden no tener razones para hacer tales interpretaciones, pero el posible abusador que calcula oportunidades, ciertamente sí.

Por supuesto, cualquiera puede cantar cualquier canción de cualquier compositor en cualquier lugar, pero los himnos que disfrutan del honor de la aprobación para el culto divino tienen un estatus especial, que comparten con sus compositores. Aunque la mayoría de las personas no tiene necesidad de desconfiar del potencial nefasto de ese estatus, las víctimas experimentaron cómo los abusadores eran protegidos por su estatus y autoridad. Rehabilitar la reputación de un abusador también puede repetir lo peor de los escándalos del pasado, cuando los líderes de la Iglesia y los expertos devolvieron a los abusadores al ministerio activo, sumando más víctimas. Al discutir cómo los compositores podrían merecer un enfoque más flexible, los católicos corren el riesgo de hacer los mismos argumentos que se hicieron en el pasado, donde personas buenas extendieron misericordia cuando se debería haber trazado una línea firme. En su lugar, habilitaron más abuso. Por esta razón, la discusión sobre qué himnos pueden cantarse en el culto divino no solo trata sobre las cuestiones prácticas de la protección infantil, sino también sobre las reacciones personales hacia las víctimas de abuso.

Los líderes de la Iglesia de hoy, junto con todos los católicos, han heredado las dolorosas consecuencias de las muy malas decisiones tomadas en el pasado. Aquí hay una familia con miembros que han sufrido abusos. Algunas familias se unen en el cuidado, muchas se fragmentan en la discusión. El obispo W. Shawn McKnight está entre los líderes de la Iglesia que se ponen del lado de las víctimas, promoviendo la seguridad infantil como una respuesta fundamental a lo que ha sucedido. Esto también proporciona seguridad para todos los menores de edad que están bajo el cuidado de la Iglesia, así como consuelo a las víctimas y a nuestras familias. Este compromiso requiere mantenerse vigilante con una tolerancia cero al abuso. También incluye escuchar como la mejor manera de fomentar la sanación entre las víctimas, sus familias, las parroquias y toda la Iglesia, para que toda la familia de la Iglesia pueda sanar, junto con las víctimas. Así es como se restaurará el santuario, no solo para las víctimas de abuso dentro de la Iglesia, sino también para todas las víctimas de cualquier otro abuso y trauma que necesitan desesperadamente saber que, a pesar del escándalo del pasado, realmente existe un lugar seguro en una sociedad cada vez más violenta y sexualizada.

Ninguna solución tendrá éxito si tu idea de una víctima se limita a una estadística o a una caricatura mediática. Las víctimas son tus hermanos y hermanas que a menudo viven como exiliados espirituales. Las víctimas de cualquier otro perpetrador — padre, maestro o entrenador — pueden buscar refugio del lugar del crimen en la casa de Dios. Para aquellos heridos dentro de la Iglesia, la Misa y los sacramentos a menudo están llenos de asociaciones dolorosas. Asistir puede ser un acto privado de suprema valentía cada domingo durante toda una vida. ¿Por qué regresamos? Te pregunto: ¿A dónde más tenemos que ir? Te pregunto: ¿Cómo puedes encontrar un lugar en tu corazón para las víctimas de manera que puedas encontrar una manera de amar los himnos atesorados y al mismo tiempo preservar un sentido de seguridad y bienvenida para los heridos?

No sé lo que deberías hacer para resolver este dilema, pero sé que, si abres tu corazón a la víctima que te pide escuchar, te sorprenderá la gracia al encontrar formas inesperadas de hacer que el santuario sea seguro y reconfortante para todos — para las víctimas y para ti. Ese es el camino hacia la paz que sobrepasa todo entendimiento humano.

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